viernes, 28 de febrero de 2014

ENFERMEDADES RARAS



Me resulta complicado poder definir mi libro; posiblemente se trata de una obra muy diferente de los clásicos manuales de autoayuda que estamos acostumbrados a leer. Padezco desde que era un niño una enfermedad muscular que poco a poco ha ido paralizando prácticamente todo mi cuerpo. Desde esta posición, sería muy fácil para mí caer en sensacionalismos o repetir los machacones estereotipos televisivos. Para mí, cualquier persona que se enfrente a una enfermedad neurodegenerativa, que sea capaz de resistir un solo día y de esbozar una sonrisa ya es el mayor de los héroes. Todos nosotros, absolutamente todos, somos héroes. No busco, pues, moralizar, sino compartir e invitar a la reflexión.
 
Mi libro narra básicamente un viaje interior, la crónica de un combate existencial a través del miedo, del amor y de la esperanza sirviéndome para ello de dos baluartes esenciales: la curiosidad y el sentido del humor. Describo una manera de ver el mundo desde un cuerpo que poco a poco va menguando; esbozo una resistencia y una filosofía de vida. Prácticamente una gran parte de mi vida ha transcurrido en el silencio, soy un hijo del silencio, por lo que lógicamente el resultado de mi indagación debía de ser un libro muy sutil, muy mental.

José Antonio Fortuny



Hoy 28 de febrero:
Día Mundial de las Enfermedades Raras




Este asombroso vídeo está insertado en este post, gracias a la información de Patri, administradora del blog:www.entreelcaosyelorden.com/





jueves, 27 de febrero de 2014

RELOJES



En Tortilla Flat no utilizaban los relojes, ni de pared ni de pulsera. A veces algún amigo conseguía un reloj de manera extraordinaria, pero sólo se lo quedaba el tiempo suficiente para cambiarlo por algo que quisiera realmente. En casa de Danny los relojes eran muy apreciados, pero sólo se tenían como moneda de cambio. Para usos prácticos ya disponían del gran reloj de oro del sol: era mucho mejor que cualquier reloj, y más seguro, porque no había manera de empeñarlo en la taberna Torrelli.

En verano, cuando las agujas del reloj marcan las siete es buena hora para levantarse, pero en invierno la misma hora no es buena para nada. ¡Por eso el sol es mucho mejor! Cuando asoma por encima de los pinos y llega hasta el porche de la parte delantera de la casa, tanto si es verano como invierno, es una hora razonable para levantarse. Es una hora en que las manos no tiemblan y el ombligo no se estremece de vacuidad.



JOHN STEINBECK, nació el 27 de febrero de 1902, en California.
 

miércoles, 26 de febrero de 2014

DESEOS



Te deseo primero que ames,
y que, amando, también seas amado
y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.

Deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes,
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y, porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos,
ni muchos ni pocos, en la medida exacta
para que, en ocasiones, te cuestiones tus propias certezas.
Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, mas no insustituible,
y que en los momentos malos, cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Igualmente te deseo que seas tolerante
no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil,
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo uso de esa tolerancia
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa
y que, ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor
y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa
y que la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima,
por encima y a pesar de todo, que existen
y que te rodean seres oprimidos, tratados con injusticia,
y personas infelices.

Te deseo que acaricies a un perro, alimentes a un pájaro
y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla, por minúscula que sea,
y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
y que por lo menos una vez al año pongas algo de ese dinero
frente a tí y digas "esto es mío",
solo para que quede claro quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte
y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo, por fín, que siendo hombre
tengas una buena mujer, y que siendo mujer
tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente,
y que cuando estén exhaustos y sonrientes
hablen de amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.






VICTOR HUGO, nació el 26 de febrero de 1802, en Besançon (Francia)