viernes, 12 de diciembre de 2014

LA VOLUNTAD DE DIOS



Si de verdad comprendiéramos las repercusiones de nuestros actos, nadie haría nunca nada perjudicial ni diría palabras hirientes. Porque todo lo que hacemos vuelve a nosotros, aunque sea al cabo de una semana, un mes o un año, o en otra vida. “Tratad a los demás como queréis que os traten a vosotros”, dijo Cristo. “Ama al prójimo como a ti mismo”. Las Escrituras, sin embargo, no explican por qué. Pero es una ley espiritual: todo lo que hagas o pienses, volverá a ti. Las buenas acciones te traerán bendiciones, las malas acciones te causaran problemas, una vida tras otra. Es una justicia inexorable que premia o castiga nuestros actos.

Recuerda que estés donde estés, allí también se encuentra Dios. No tienes que hacer nada, sólo ofrecer cada momento a Dios. Él se encargará de que tengas ropa y alimentos, Él se encargará de cuidar de ti. Cuando entregas tu vida por completo a Dios, todo el poder de la Providencia cuida de ti. Ya no te perteneces a ti mismo, sino sólo a Dios; la fuerza del amor cuidará de ti. Recuerda que sólo tienes que escuchar su voz, que Él te hará llegar. Entonces quédate a solas y escucha, no hables de lo que te dice. Pero obedece siempre. Obedece incluso cuando te parezca que no tiene sentido.

- ¿Y cómo distinguiré la voluntad de Dios de mis propios deseos?

Hay cuatro maneras:

· En primer lugar, la voluntad de Dios es inexorable, no puede cambiar, no podemos hacer nada para evitarla.

· En segundo lugar, es constante, firme, fuerte.

· En tercer lugar, conocerás la voluntad de Dios por el efecto que obra en tu cuerpo. Sentirás un hormigueo o una sensación física, una potente carga que va más allá de tus deseos normales.

· Y por último, por difícil que sea de seguir, conocerás la voluntad de Dios por la alegría. La voluntad de Dios te dará una alegría inmensa.


SOPHY BURNHAM, nace el 12 de diciembre de 1936, en Baltimore (USA)





No hay comentarios:

Publicar un comentario