A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad
del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos. Vivimos
en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo
infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que
siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún
día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la
endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que
enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos
en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas.
Los teósofos han adivinado la imponente grandeza
del ciclo cósmico en el que nuestro mundo y la raza humana no son sino un
incidente transitorio. Los filósofos han hecho insinuaciones acerca de extrañas
supervivencias en términos que podrían helar la sangre si no se enmascarasen
tras un suave optimismo. Pero no procede de ellos la visión de épocas
prohibidas que me hace sentir escalofríos cada vez que pienso en ella y me
vuelve loco en mis sueños.
HOWARD
PHILLIPS LOVECRAFT, murió el 15 de marzo de 1937, en Providence (EE.UU)
Extravagante y raro como ningún otro terror. Para mi le salva que, aunque toma unas premisas tan fantásticas, las asume hasta las últimas consecuencias. Es como si en verdad Lovecraft hubiérase visto a punto de ser machacado por sus sueños gigantescos.
ResponderEliminarSaludos
Estoy totalmente de acuerdo con tu descripción. Es más, si es verdad que el rostro de una persona es el fiel reflejo de su alma, no me queda ninguna duda de que esa persona esta atormentada. Y siendo así su personalidad, no podríamos esperar otra cosa de sus textos.
ResponderEliminarTal vez mi apreciación esté errada o yo tenga algo de atormentdo, pues sus libros me cautivan. Sin llegar a la obsesión.
Gracias Rubén por el comentario y seguir el blog