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miércoles, 8 de octubre de 2014

LA CONCIENCIA



El ojo del espíritu no puede encontrar en ningún lugar tantos resplandores ni tantas tinieblas como en el hombre, no puede observar nada más terrible y complejo, más misterioso, más infinito. Existe un espectáculo más grande que el mar, y es el cielo; hay un espectáculo más grande que el cielo, y es el interior del alma.

Hacer el poema de la conciencia humana, ni que fuera a propósito de un solo hombre, ni que fuera a propósito del más ínfimo de los hombres, sería fundir todas las epopeyas en una epopeya superior y definitiva. La conciencia es el caos de las quimeras, de las codicias y de las tentaciones, la hoguera de los sueños, el antro de las ideas que nos avergüenzan; es el pandemónium de todos los sofismas, es el campo de batalla de las pasiones. Penetrad la cara lívida de un hombre que piensa i mirad detrás, mirad en aquella alma, mirad en aquella oscuridad; allí, debajo el silencio exterior, hay combates de gigantes como los de Homero, luchas de dragones e hidras y vuelos de fantasmas como los de Milton, espirales visionarias como las de Dante.

Negro es el infinito que todo hombre lleva en su interior y con el cual mide desesperado, las voluntades de su cerebro y los actos de su vida.


Los Miserables de VICTOR HUGO