Le pregunté cómo había
vivido la caída de Allende y el golpe de Pinochet. Como es natural, me miró con
cara de infinito aburrimiento; luego dijo:
—Como una película de
los hermanos Marx, sólo que con muertos. Aquello fue un desbarajuste fabuloso.
—Sopló un poco el té, bebió un sorbo y volvió a dejar la taza sobre el plato—.
Mira, te voy a decir la verdad. Durante años me cagué cada vez que pude en
Allende, pensaba que la culpa de todo era suya, por no entregarnos las armas.
Ahora me cago en mí por haber dicho eso de Allende. Joder, el cabrón pensaba en
nosotros como si fuéramos sus hijos, ¿entiendes? No quería que nos mataran. Y
si llega a entregarnos las armas hubiéramos muerto como chinches. En fin
—concluyó, tomando otra vez la taza—, supongo que Allende fue un héroe.
— ¿Y qué es un héroe?
—No lo sé —dijo—.
Alguien que se cree un héroe y acierta. O alguien que tiene el coraje y el
instinto de la virtud, y por eso no se equivoca nunca, o por lo menos no se equivoca
en el único momento en que importa no equivocarse, y por lo tanto no puede no ser
un héroe. O quien entiende, como Allende, que el héroe no es el que mata, sino
el que no mata o se deja matar. No lo sé. ¿Qué es un héroe para ti?
Para entonces ya hacía
casi un mes que yo no pensaba en Soldados de Salamina, pero en aquel momento no
pude evitar el recuerdo de Sánchez Mazas, que no mató nunca y que en algún
momento, antes de que la realidad le demostrara que carecía del coraje y del instinto
de la virtud, acaso se creyó un héroe. Dije:
—No lo sé. John Le
Carré dice que hay que tener temple de héroe para ser una persona decente.
—Sí, pero una persona
decente no es lo mismo que un héroe —replicó en el acto Bolaño—. Personas
decentes hay muchas: son las que saben decir no a tiempo; héroes, en cambio,
hay muy pocos. En realidad, yo creo que en el comportamiento de un héroe hay casi
siempre algo ciego, irracional, instintivo, algo que está en su naturaleza y a
lo que no puede escapar. Además, se puede ser una persona decente durante toda
una vida, pero no se puede ser sublime sin interrupción, y por eso el héroe
sólo lo es excepcionalmente, en un momento o, a lo sumo, en una temporada de
locura o inspiración.
JAVIER CERCAS, nace el 18 de febrero de 1962, en Ibahernando (Cáceres)
Muy bueno el fragmento. Más adelante planeo escribir sobre la Guerra Civil. Me leeré este libro entonces.
ResponderEliminarPor cierto, yo también pienso que "hay que tener temple de héroe para ser una persona decente".
Un saludo
Hola Rubén, me tiembla el pulso sólo de ver que te has dignado a visitar mis aposentos. Y más todavía, después de recibir los elogios, sobradamente inmerecidos, que me dispendias en tu blog sobre mis dotes de escritor.
EliminarPuedes apreciar que lo de seleccionar fragmentos es una afición al alcance de todos; en cambio las metas que te propones sólo están en posesión de algunos, por no decir todos, los Albañiles de palabras.
Seguiré con suma atención tus planes sobre la Guerra Civil. Material no te faltará; filtros y paciencia para tamizar lo creíble de lo fantástico, eso será árdua tarea.
Un abrazo.