En
Tortilla Flat no utilizaban los relojes, ni de pared ni de pulsera. A veces
algún amigo conseguía un reloj de manera extraordinaria, pero sólo se lo
quedaba el tiempo suficiente para cambiarlo por algo que quisiera realmente. En
casa de Danny los relojes eran muy apreciados, pero sólo se tenían como moneda
de cambio. Para usos prácticos ya disponían del gran reloj de oro del sol: era
mucho mejor que cualquier reloj, y más seguro, porque no había manera de
empeñarlo en la taberna Torrelli.
En
verano, cuando las agujas del reloj marcan las siete es buena hora para
levantarse, pero en invierno la misma hora no es buena para nada. ¡Por eso el
sol es mucho mejor! Cuando asoma por encima de los pinos y llega hasta el
porche de la parte delantera de la casa, tanto si es verano como invierno, es
una hora razonable para levantarse. Es una hora en que las manos no tiemblan y
el ombligo no se estremece de vacuidad.
JOHN STEINBECK, nació el 27 de febrero de 1902,
en California.
Aún me queda mucho por leer de Steinbeck. Me has hecho ir al wikipedia para ver su obra, y yo que pensaba haber leído mucho de él, pues he releído Al este del edén, la perla y las uvas de la ira. Será uno de mis próximos, pues prefiero ahondar en escritores que me han gustado antes que descubrir nuevos.
ResponderEliminarSaludos
El primer libro que leí, años ha, de este autor fue De ratones y hombres, de una colección de clásicos juveniles que estaba en las estanterías de casa llenos de polvo. Tal vez, quien sabe si por esta cuestión, tengo un grato recuerdo de Steinbeck. Mucho más tarde, volví a reencontrarme con él y ahora soy un incondiconal de toda su obra.
EliminarEste libro en particular, no sabría decirte si lo he leído tres o cuatro veces. ¡Ya ves tú! Con tanto libro y autores por descubrir y uno se empeña en leer lo leído.
Debilidad humana o insensatez mía.
Saludos.