… ¿Qué sabe usted de la vida? Usted imaginó una
teoría cuya aplicación ha tenido unas consecuencias cuya escasa originalidad le
avergüenza ahora. Ha cometido un crimen, es verdad, pero usted no es, ni con
mucho, un criminal perdido irremisiblemente. ¿Cuál es mi opinión respecto a
usted? Yo lo considero como uno de esos hombres que se dejarían arrancar las
entrañas sonriendo a sus verdugos con tal de haber encontrado una fe o un dios.
Pues bien, búsquelos y vivirá.
En primer lugar, hace mucho tiempo que tiene
necesidad de cambiar de ambiente. Además, el sufrimiento es una cosa buena.
Sufra. Sé que usted es un escéptico, pero abandónese a la corriente de la vida
sin razonar, que ella le llevará alguna parte. ¿Adonde? No se preocupe, siempre
llegará a una orilla. ¿Cuál? Lo ignoro; únicamente creo que le queda todavía mucho
tiempo que vivir. Dirá que desempeño bien mi papel de juez de instrucción
ahora, pero quizás más adelante recordará usted mis palabras y sacará provecho
de ellas. Por eso le hablo así.
Ya sé que no me cree, pero con el tiempo volverá a
tomarle gusto a la vida. Ahora lo que necesita es aire, aire, aire…
FIÓDOR DOSTOIEVSKI, muere el 9 de febrero de 1881, en San Petersburgo
(Rusia)
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