—Aunque ya no esté de
moda, yo sigo siendo anticlerical; pero aquello fue una locura colectiva
—apostilló—. Claro que es fácil encontrar las causas que la explican, pero
también es fácil encontrar las causas que explican el nazismo... Algunos
historiadores nacionalistas insinúan que los que quemaban iglesias y mataban
curas eran gente de fuera, inmigrantes y así. Mentira: eran de aquí, y tres
años después más de uno recibió a los nacionales dando vivas. Claro que, si
preguntas, nadie estaba allí cuando pegaban fuego a las iglesias. Pero eso es
otro tema. Lo que me jode son esos nacionalistas que todavía andan por ahí
intentando vender la pamema de que esto fue una guerra entre castellanos y
catalanes, una película de buenos y malos.
—Creí que eras
nacionalista.
Aguirre dejó de comer.
—Yo no soy
nacionalista —dijo—. Soy independentista.
— ¿Y qué diferencia
hay entre las dos cosas?
—El nacionalismo es
una ideología —explicó, endureciendo un poco la voz, como si le molestara tener
que aclarar lo obvio—. Nefasta a mi juicio. El independentismo es sólo una posibilidad.
Como es una creencia, y sobre las creencias no se discute, sobre el
nacionalismo no se puede discutir; sobre el independentismo sí. A usted le
puede parecer razonable o no. A mí me lo parece.
Hoy 11 de septiembre: La Diada de Catalunya
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