La noche caía en Karnak. Los obreros habían ordenado sus herramientas y la
obra estaba vacía. En menos de una hora astrónomos y astrólogos subirían al
tejado del templo para estudiar el mensaje de las estrellas.
-¿Qué es un faraón? –le preguntó Seti a Ramsés.
-El que hace feliz a su pueblo.
-Para alcanzarlo no trates de hacer felices a los humanos en contra de su
voluntad; por el contrario, realiza actos gratos a los dioses y al Principio
que crea constantemente. Construye templos semejantes al cielo y ofrécelos a
sus maestros divinos. Busca lo esencial, y lo secundario será armonioso.
-¿Lo esencial no es Maat?
-Maat muestra la buena dirección, es el timón de la barca comunitaria, el
zócalo del trono, la mesura perfecta y la rectitud del ser. Sin él, nada justo
puede llevarse a cabo.
-Padre…
-¿Qué inquietud te atormenta?
-¿Estaré a la altura de mi cargo?
-Si no eres capaz de elevarte, serás aplastado. El mundo no podría tener equilibrio
sin la acción del faraón, sin su verbo, sin los ritos que celebra. Si la
institución faraónica desapareciera un día, a causa de la estupidez y la
codicia de los humanos, el reino de Maat se acabaría y las tinieblas volverían
a cubrir la tierra. El hombre lo destruirá todo a su alrededor, incluidos sus
semejantes, el fuerte aniquilará al débil, la injusticia triunfará, la violencia
y la fealdad se impondrán por doquier. El sol no se alzará, incluso si su disco
permanece en el cielo. Fundamentalmente, el hombre aspira al mal. El papel del
faraón es el de enderezar el tallo torcido, de poner sin cesar orden en el
caos. Toda otra forma de gobierno está destinada al fracaso.
CHRISTIAN JACQ, nace el 28 de
abril de 1947, en París.
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