Cuando
compré a Robbie tuvimos una larga
discusión acerca de la Primera Regla Robótica. Ya sabes que un robot no puede
dañar a un ser humano; que mucho antes de que algo pudiese alterar esta Primera
Regla, el robot quedaría completamente inutilizado.
Es una
imposibilidad matemática.
Además,
dos veces al año viene un ingeniero de la U.S. Robots a hacer una revisión
completa del mecanismo.
Hay
menos probabilidades de que se estropee algo en Robbie, de que uno de nosotros se vuelva repentinamente loco;
considerablemente menos. Además, ¿cómo se lo vas a quitar a Gloria? Hizo una
nueva e infructuosa tentativa de tomar el periódico y su mujer lo arrojó con
rabia a la habitación contigua.
-Ahí
está la cosa, George. No quiere jugar con nadie más. Hay por aquí docenas de
niños y niñas con quienes podría trabar amistad, pero no quiere. No quiere ni
acercarse a ellos, a menos que yo la obligue. Es imposible que se críe así.
Quieres que sea una niña normal, ¿verdad? Quieres que sea capaz de ocupar su
sitio en la sociedad... supongo.
-Estás
luchando contra las sombras, Grace. Imagínate que Robbie es un perro. He visto centenares de chiquillos que querían
más a su perro que a su padre.
-Un
perro es diferente, George.
Tenemos
que librarnos de este terrible instrumento. Puedes volverlo a vender a la
compañía. Lo he preguntado y es posible.
-¿Que
lo has... "preguntado"? Mira, Grace, escucha, no nos apartemos de la
cuestión. Vamos a conservar el robot hasta que Gloria sea mayor, y no se hable
más de este enojoso asunto.
Y con
estas palabras, salió de la habitación dando un bufido.
ISAAC ASIMOV, murió el 6 de abril
de 1992, en New York
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