A menudo me piden que describa la experiencia de
criar a un niño con una discapacidad, que intente ayudar a la gente que no han compartido esa
experiencia única a imaginar cómo se sentirían. Es así...
Cuando vas a tener un bebé es como planear unas
vacaciones fabulosas en Italia. Compras un montón de guías y haces tus
maravillosos planes. El Coliseo. El David de Miguel Ángel. Las góndolas de
Venecia. Puede que aprendas algunas frases útiles en italiano. Es todo muy
emocionante.
Después de meses de ansiosa anticipación,
finalmente llega el día. Preparas tus maletas y allá vas. Varias horas más
tarde el avión aterriza. La azafata viene y dice: "Bienvenido a
Holanda".
- ¿Holanda? - dices -. ¿Cómo que Holanda? Yo me
embarqué para Italia. Se supone que estoy en Italia. Toda mi vida he soñado con
ir a Italia.
- Pero ha habido un cambio en la ruta de vuelo. Han aterrizado en Holanda y aquí se debe quedar.
Lo importante es que no te han llevado a ningún
lugar horrible, asqueroso y sucio, lleno de pestilencia, hambruna y enfermedad.
Simplemente es un sitio diferente.
Así que tienes que salir y comprarte nuevas guías.
Y tienes que aprender una lengua completamente nueva. Y conocerás a un grupo
entero de gente que nunca habrías conocido.
Simplemente es un sitio diferente. Camina a un
ritmo más lento que Italia, es aparentemente menos impresionante que Italia.
Pero cuando, después de haber estado un rato allí, contienes el aliento y miras
alrededor, empiezas a notar que en Holanda hay molinos de viento. Holanda tiene
tulipanes. Holanda tiene incluso Rembrandts.
Pero todo el mundo que conoces está muy ocupado
yendo y viniendo de Italia y todos presumen muy alto de qué maravillosamente se
lo han pasado en Italia. Y, durante el resto de tu vida, dirás "Sí, ahí
era donde se suponía que yo iba. Eso es lo que había planeado."
Y ese dolor nunca, nunca, nunca, se irá, porque la
pérdida de ese sueño es una pérdida muy importante.
Pero si te pasas la vida quejándote del hecho de
que nunca llegaste a Italia, puede que nunca tengas libertad para disfrutar de
las cosas, muy especiales, maravillosas, de Holanda.
Por Emily Pearl Kingsley,
escritora de Barrio Sésamo y madre de un niño con Sindrome de Down
Hoy 21 de marzo:
Día Mundial del Síndrome de Down
Es taan bonita esa comparación del viaje, y la pérdida de sueño...
ResponderEliminarPero me ha gustado más aun la actitud de enfrentarse a este hecho, esa actitud positiva que hace descubrir las cosas maravillosas que tiene.
¡un abrazo!
Hola Martina. A mi también me gustó mucho el escrito, te desmuestra que cuando los sueños no se pueden realizar, el plan B que ni siquiera te habías planteado tener que ponerlo en marcha, tiene coas maravillosas.
EliminarGracias por el comentario.
¡Un fuerte abrazo!