Para cualquier
veneciano, los carnavales eran la culminación de todo el año. Prohibidos durante
los años siguientes a la caída de la
ciudad, nunca habían podido acallarlos
del todo y, a la menor oportunidad, habían resurgido con fuerza,
manteniendo el espíritu de sus años de
gloria. La mezcla de todas las clases sociales, nobles y pueblo llano bajo una máscara constituía la
clave
del éxito.Todo
el mundo era quien quería
ser sin tener que dar ningún
tipo de explicación por ello. La diversión era la única meta.
Al principio, Gabriela disfrutaba de
la fiesta y la novedad, pero ahora prefería
un poco de tranquilidad. La urgencia por resolver su problema no le había hecho pensar en las fechas en las que estaban.
—Helena, no te dispares. Vengo a trabajar —frenó su entusiasmo.
—Trabajo, trabajo —protestó a la vez que la acompañaba
al ascensor—. Tienes que divertirte.
Hoy 2 de marzo:
Domingo de carnaval
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