Se llenó de júbilo cuando a las ocho de la noche se
acostó en su cama del centro geriátrico.
Allan Emmanuel Karlsson cerró los ojos con la certeza de que no volvería a
despertarse. Había tenido una vida apasionante, pero no hay nada eterno,
excepto la estupidez humana.
Y de repente dejó de pensar. El cansancio pudo con él.
Todo se oscureció.
Hasta que volvió la luz. Un resplandor blanco. Quien lo
hubiera dicho, que la muerte sería tan parecido al sueño. ¿Había tenido el
tiempo suficiente para formularse este pensamiento, antes que terminara todo?
¿Y había tenido tiempo de preguntarse si había tenido tiempo de hacerse esta
pregunta? A ver… ¿Cuántas cosas tienes tiempo de pensar, antes que se termine
todo?
- Son las siete menos cuarto, Allan, hora de levantarse.
Si no te das prisa nos llevaremos tu desayuno y estarás en ayunas hasta la hora
de comer- le anunció la enfermera Alice.
Allan se percató que con los años no solo se había vuelto
viejo, sino también ingenuo. No se puede morir por encargo. Y lo peor de todo,
era que había muchas posibilidades que al día siguiente también le despertara
aquella horrible Alice y le sirvieran el
mismo desayuno insípido.
Ya buscaría otra manera de estirar la pata.
Recordó que la enfermera Alice, para justificar la
prohibición de beber en las habitaciones, le dijo que “el alcohol mata”. Por
fin alguna palabra reconfortante. ¿Y si saliera a comparar un par de botellas?
JONAS
JONASSON, nace el 6 de julio de 1961, en Suecia.
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