El pesimismo sólo nos deja ver las espinas en los
rosales, la muerte en el hombre, la carne en el amor. Alimentados de pesimismo
no vivimos la vida, la sufrimos. Todo lo malo de la vida se agiganta para el
pesimista, y además, lo bueno lo hace malo precisamente porque de todo escoge
su fachada negativa. Y aquí está el error; la contradicción con Dios; la
contradicción con nosotros mismos.
Cuando la vida amarga, hay que suavizarla con un
Gólgota, y cuando es dulce, mitigar sus dulzuras pensando que otros sufren por
lo que nosotros no sufrimos. Siempre tendiendo al equilibrio, que es el camino
de la verdad.
MIGUEL
DELIBES, nació el 17 de octubre de 1920, en Valladolid
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